Modalidad de financiación a corto plazo para la empresa

Las empresas que quieren acelerar su crecimiento necesitan acudir forzosamente a diferentes fuentes de financiación, tanto a corto como a medio plazo. Los despachos de economistas que prestan servicios en asesoría financiera ayudan a las empresas a entender las distinta modalidad de financiación para la empresa y a adoptar la estrategia más inteligente en materia de captación y administración de fondos y acceso a capital.

Atendiendo al plazo de vencimiento, podemos distinguir entre la financiación a largo plazo y la financiación a corto plazo:

Modalidad de financiación a largo plazo

La modalidad de financiación a largo plazo es aquella que tiene un período de devolución que es superior a un año, o bien no tiene obligación de devolución porque quien nos presta el dinero es la propia empresa a través de los fondos propios, o nos lo deja alguna persona que no nos va a reclamar el capital en un período de tiempo determinado.

Un ejemplo de financiación a largo plazo son los préstamos que conceden los bancos, las ampliaciones de capital, los fondos de amortización, la emisión de obligaciones, etc. Este tipo de financiación es la que se suele pedir para hacer frente a grandes inversiones que permiten comprar maquinaria, locales, etc.

Modalidad de financiación a corto plazo: Vencimiento inferior a un año

La modalidad de financiación a corto plazo, como señala su nombre, es aquella que tiene un período de vencimiento o plazo de devolución más corto, forzosamente inferior a un año. Este tipo de financiación es fundamental para las empresas, ya que es la que les permite contar con el circulante necesario para efectuar pagos más urgentes de mercancías, servicios, nóminas, facturas, etc.

Para una empresa, contar con una correcta asesoría financiera y estrategia de financiación a corto plazo es vital, ya que si se realiza de manera adecuada permite optimizar la cuenta de resultados. Los instrumentos de financiación a corto plazo más habituales son la financiación espontánea, los créditos bancarios, las líneas de descuento, el factoring y el anticipo en la devolución de impuestos.

Siempre se ha dicho que la mejor estrategia de financiación en una empresa consiste en ser el primero en cobrar y el último en pagar. La financiación espontánea es aquella que fluye directamente de la actividad comercial y del volumen de las ventas o de compras efectuemos. Cada vez que realizamos una compra o adquirimos un servicio, adquirimos un compromiso de pago. Igualmente, cada vez que prestamos un servicio o hacemos una venta, el cliente adquiere un compromiso de pago con nosotros. En función de la estrategia que tengamos en relación a las fechas de vencimiento y a las formas de pago o de cobro, podremos avanzar o diferir el pago o el cobro, de acuerdo a nuestros intereses. La ventaja de este sistema es que no necesita la ayuda de acreedores o prestamistas, con lo que no tiene unos costes financieros, pero el inconveniente es que si los pagos o los cobros se dilatan en exceso podemos ocasionar tensiones de tesorería en nuestras cuentas.


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El crédito bancario es otro instrumento de financiación a corto plazo muy empleado por las empresas. Cuando un banco concede un crédito, la empresa o la persona física que lo recibe será quien lo administre, pagando nada más los intereses sobre el capital que se haya utilizado. El resto del dinero estará a disposición, pero no se tendrán que pagar intereses a menos que se utilicen. Normalmente los bancos conceden créditos mediante cuentas o bien mediante tarjetas. La ventaja de los créditos es que ayudan a resolver necesidades de liquidez puntuales, y el inconveniente son los gastos financieros que se derivan.

Otros instrumentos financieros para conseguir liquidez

Algunas empresas recurren a las líneas de descuento para financiar sus ventas. En algunas relaciones comerciales, las empresas, en vez de pagar con dinero en efectivo, cheques o transferencias, emplean documentos de giro como letras de cambio, pagarés o recibos normalizados. Llamamos descuento a la acción de anticipar esos efectos mercantiles. Cuando anticipamos, el banco nos «descuenta» los intereses y comisiones por este anticipo. La ventaja es que con una línea de descuento conseguimos liquidez inmediata, mientras que al pagador no lo cobran hasta el plazo de vencimiento que indique el documento de pago.

En el caso del factoring hay una empresa que cede un crédito o una factura o un derecho de cobro a una entidad financiera o factor, consiguiendo así anticipar el cobro de la cantidad adeudada por el emisor y descontando los gastos e intereses aplicados por el servicio. La mayor ventaja es que permite transformar ventas con cobro aplazado en operaciones al contado, además de recibir información por parte del factor sobre la solvencia de los clientes.

Otra manera de obtener financiación a corto plazo es conseguir un anticipo de devolución de impuestos. Se trata de un crédito en cuenta corriente que se amortiza, total o parcialmente, contra la devolución de los impuestos por la Agencia Tributaria. En este caso las entidades financieras exigen que el titular de la cuenta de crédito de anticipo de impuestos sea el propio contribuyente y que la cuenta en la que se abone el impuesto sea una cuenta del mismo banco que concede el crédito de anticipo de impuestos.

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Sobre el autor:

Miquel Valls – Asesores Fiscales y FinancieroMiquel Valls

Especialista en Finanzas

Miquel Valls – Asesores Fiscales y Financieros